2014. március 9., vasárnap

Tóth Krisztina

Los hombres aman la música agradable.
Los hombres aman las luces misteriosas. 
Los hombres aman las palabras bonitas.
Los hombres aman los movimientos suaves.
Los hombres aman los pensamientos elevados.
Los hombres aman sus momentos íntimos.
Los hombres aman los toques sutiles.
Los hombres aman la belleza en el arte.
Los hombres aman la buena compañía.
Los hombres aman las aventuras de carne.
Los hombres aman los vehículos precisos.
Los hombres aman una comida abundante.
Los hombres aman las cervezas chispeantes.
Los hombres aman los emocionantes partidos de fútbol.
Los hombres aman las películas llenas de acción.
Los hombres aman los anuncios divertidos.
Los hombres aman a las mujeres desnudas.
Los hombres aman los chistes horribles.
Los hombres aman  los eructos asombrosos.
Los hombres aman el sexo duro y rápido.
Los hombres aman consumir películas pornográficas.
Los hombres aman las películas pornográficas sin pretensiones y les encanta la música agradable.
…………..
A las mujeres no les gusta….





Ábrete las piernas. Eso es. Aún más. Baja el culo un poquito más, así, tuerce los pies hacía dentro. Eso es, así va a ser perfecto.
El hombre excitado está dando instrucciones poniéndose rojo, y gesticulando y gritando en voz bronca: me está enseñando cómo hacer la cuña en la pista de esquí. Pues, al hombre excitado se le reconoce de que quiere explicarte lo que no entiendas, que quiere enseñar algo lo que no sepas: montar la bicicleta, hacer la cuña, la respiración abdominal, conducir, freír crepes finos, hacer la mariposa, taladrar, en general, introducirte a las cosas de la vida, a lo guay, al séptimo cielo. El hombre excitado se para delante del Notre Dame, gesticulando con la patilla de sus gafas y en voz alta dice: estilo gótico. En el restaurante gira la botella de vino, lee la etiqueta y después mirándote en los ojos profundamente repite el nombre del vino añadiendo el año del mismo.
Estilo gótico, cuvet, cuña. Más vale cabecear en estos casos, o a veces sorprenderse así: ¿ De verdad ? ¿ Edad media?! ¿ A gran velocidad también? ¿ Se suelta solo?!!! Y no se pega?
En la jungla complicada, imprevisible y llena de trampas de la vida coloca las señales de camino, en las que en general está escrito que YO, YO, y desde éste punto puedes remitirte a él, no tienes que buscar el camino correcto dando tropiezos nunca jamás, porque él te da la mano, estilo gótico, cuvet, ábrete las piernas.
Además, para hablar del tema arriba señalado, el hombre está perfectamente enterado de la sexualidad femenina. Como por ejemplo Fédérique Leboyer el comadrón ( su nombre es masculino)- cuyo libro sobre el parto traduje al húngaro hace tres años- mientras compartía su experiencia tocológica con los lectores mezclada con filosofía oriental, me intentaba convencer de que yo como mujer, si la soy de verdad y todavía me queda algo del instinto y de la naturalidad femenino (soy capaz de arrullar con mi ombligo por ejemplo) tendría que llegar al orgasmo durante los dolores del parto. Si no llego, significa que hago algo mal, pero no hay que desesperarse y dejar de parir, que continúe a parir tranquilamente disfrutándolo como pueda, entregándome a los dulces empujes que esta vez vienen desde dentro y no de fuera, pero es una diferencia insignificante, total que disfrute el parto.
Cuando estaba a punto de dar a luz a mi propio hijo, el ginecólogo seguía diciéndome que „Vamos a parir pronto. „Y más tarde: Hoy vamos a parir. Al final parió él solo y cuando en el último momento fuimos a él con el padre de mi hijo ya ni me hizo caso. Mi hijo no quería nacer (hizo esperarle, como todos los hombres lo hacen además, pero él empezó así ) y él ginecólogo estaba hablando a mi pareja. Mire Señor, le dijo a él explicando como un hombre al otro, y yo sentada y callada con mi barriga enorme, mire Señor dijo el ginecólogo. Y entonces pensaba que seguramente hubiese hablado con mi hijo que está en mi barriga antes que con migo, la hembra bruta. Fédérique, Fédérique, pensaba entonces mientras estaba leyendo y traduciendo cómo parir, digo Fréderique, no me gustaría ser tu mujer a pesar del todo chi, menos mal que soy solamente tu traductora, una mujer decadente y apartada de la naturaleza, que a parir parió por lo menos. Evidentemente Fédérique no me haría ni caso, diciendo ¡Qué va! Esto no significa nada, solo es la teoría lo que cuenta.
Pues, conozco este menosprecio, el hombre que explica con la patilla de las gafas sabe todo mejor en la cama también, te dice qué y cómo tienes que sentirte, trata detalladamente sobre el orgasmo vaginal y clitorial, coge ejemplos, o en peor caso se refiere a sus experiencias, o sea, él es un Fédérique, incluso sabe mejor parir que tú, y solo no te lo demuestra ahora mismo porque tiene que madrugar mañana.
El macho auténtico ni siquiera se tortura con la teoría, es demasiada complicada para él, este viene, da instrucciones y ….cuña y bájate el culo.
Y cuando ya estás al final de la cuesta, después de la cuña, tumbada en la nieve con tus esquís tirados por allí, entonces inclina encima de ti y con un gesto propio mezclado de orgullo masculino y de una preocupación poco exagerada te pregunta:
-         ¿ Qué tal?
Entonces una si tuviera fuerza se levantaría y diría que gracias, pero yo prefiero probar otro deporte ahora, pero no lo hace, porque 1. se le ha roto la pierna 2. o no se le ha roto pero se le ha desplazado 3. si ni siquiera está desplazada, por lo menos se ha hecho mucho daño de todos modos, total que no ha podido disfrutar mucho del placer de deslizar. Pero todo esto no cuenta nada, lo más importante es el momento cuando el hombre cuenta toda la historia arriba en la cabaña tomando una cerveza por la noche: cómo descendía en aquella pista negra helada…
Si la pregunta no es ¿ Qué tal?, entonces la boca (todavía muda, dado que la conciencia no percibe nada más)  encima del esquiador tumbada pregunta:
-         ¿ Ha sido bien?
En cuanto a esta pregunta hay que saber una información de fondo biológica. El hombre en este caso experimenta la sensación de ser la esperma ganador de todos los hombres que han aparecido en tu vida y tu eres un óvulo grande y fértil acertado por él mismo. Vamos a formar una respuesta adecuada teniendo en cuenta, pues, que en este momento dado su cerebro está proporcionado al tamaño de una esperma, por eso lo más simple es decir que sí, mucho, el óvulo está contento, solo es que no quiere conversar ahora, porque tiene que dividirse mentalmente.
Los hombres no solo conocen perfectamente el cuerpo y el orgasmo femenino  (ver Fédérique Leboyer arriba mencionado) sino la literatura especializada en el mismo tema también. Conocen incluso las experiencias de tus amigas, anteriormente contadas por ti según él, y las experiencias de las amigas de sus amigos contadas por ellos mismos (ver tomar cerveza en la cabaña más arriba). Es decir saben exactamente que la poeta Fulana logró el orgasmo vaginal justo después de haber publicado con éxito su obra traducida al alemán, aunque la conexión entre las dos cosas no es evidente, pero el alma es capaz de muchas cosas ( yo hasta ahora he sido traducida solamente al francés y al inglés), y que la otra no lo ha conseguido todavía, solo escribe sobre ello, pues la tercera probablemente es lesbiana porque no les hace ni caso, no la será por esto, claro, pero es sospechoso por lo menos.
Si de una vez aprendemos la cuña, la respiración abdominal, montar la bicicleta, conducir, freír crepes, hacer la mariposa, taladrar y parir con placer, es decir nos orientamos en la vida, pero en un momento nos paramos indecisamente en el apeadero porque no encontramos la dicha señal YO, YO, YO, EL HOMBRE pinchada dentro de un circulo de un metro de diámetro alrededor de nosotras, antes o después aparecerá este hombre en la esquina. Llegará sentado en un coche grande y rojo. Nos mirará de pies a cabeza y dirá:
-         ¿ Me esperas a mí, hermosa?
Entonces miremos muy profundamente en los ojos de la esperma hasta su cerebro, y respondamos despacito con seguridad:
- No. Espero la menopausia.









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