2014. november 19., szerda

Caperucita Roja
















Caperucita Roja

                                            "Out of the forest I come with my flowers, singing, all alone. "

                                                                                                        Carol Ann Duffy 



He vuelto a leer el conocido cuento de Caperucita Roja, y me he dado cuenta que    

puedo seguir la historia sin ningún dificultad. Pero no es así con sus interpretaciones,

sobre todo las de raíz psicoanalítica. Mejor dicho, aúnque creo que las entiendo, en

algunos casos me resulta muy difícil encontrar una relación inteligible entre la

interpretación y su sujeto. Vamos a ver, por ejemplo, el trabajo del vienés Bruno Bettelheim, que aparece en el 
libro titulado "El encanto del cuento y el espíritu infantil en progreso de manifestarse"
en el que de acuerdo con la costumbre freudiana los acontecimientos están
interpretados según el esquema de Edipo. El autor por alguna razón misteriosa está
convencido de que el mayor deseo de esta niña tonta es seducir a su padre o crear una
situación de que su padre le seduzca a ella. En breve, según Bruno Bettelheim la
historia de Caperucita Roja trata del renacimiento de este deseo y de su superación en
la edad adolescente.
Si leemos el cuento de este punto de vista, por ejemplo la mejor versión según
Bettelheim y al mismo tiempo la más popular redactada por los hermanos Grimm,
podemos esperar mucho coqueteo femenino y la intervención activa del tipo
repugnante, que ni siquiera merece que le llamemos padre. Pero cuanto más tratamos
de seguir con atención el desarrollo de la historia, menos vamos a encontrar algo
parecido en ella. El padre de Caperucita Roja, por ejemplo, al que tendríamos ganas
de torcerle el cuello a partir de los argumentos de Bettelheim, no es que no cometa
ningún marranada, sino simplemente ni siquiera aparece en el cuento.
Pero para no dar gato por liebre, vamos a recordar a grandes rasgos de que trata el
cuento de Caperucita Roja. A la protagonista, que es una chica de edad indefinida, su
madre le manda a su abuela enferma que vive en el bosque, para que le lleve comida y
bebida, precisamente roscón y vino. ( Ahora no vamos a inquirir por qué hay que dar
alcohol a la vieja enfermiza.) Caperucita se encuentra en el camino con el lobo que
tras haberle preguntado a la chica la dirección de la abuela, le convence que se desvíe
del sendero y recoja flores. Mientras Caperucita tarda así, el lobo visita a la abuela y
se le traga rápido. Cuando Caperucita llega, el lobo ya está en la cama luciendo en la
ropa de la abuela y comienza charlar con la chica como si fuera su abuela. Aúnque
Caperucita nota algunas señales de que la persona en la cama no es la abuelita, el lobo
trata de convencerle con paciencia al principio, pero cuando oye la pregunta recelosa
en cuanto al tamaño de su boca se la traga también. Poco después viene el cazador y
corta la barriga del lobo, desde donde salen Caperucita y la abuela sanas y salvas.
Después Caperucita recomienda que llenen la barriga del lobo con piedras graves, el
cazador le despelleja y se marcha. La abuela consume la comida y la bebida de regalo
y Caperucita saca la enseñanza de la historia: " Nunca más voy a desviarme del
camino y no adentraré en el bosque si me lo impide mi madre."
Se ve que en el cuento no se despeja ni con qué medios detestables trataba seducir el
padre a su propia hija, ni que si Caperucita tenía padre en realidad. ¿Entonces de
dónde saca Bettelheim que el cuento se basa en el conflicto de Edipo o la reanimación
del mismo? Uno tiende a sospechar que Bettelheim leía otro cuento o cogía otra
versión. Pero no es eso. Hacía la mitad de su trabajo él mismo confesa explícitamente
que en el cuento de Caperucita Roja no se menciona el padre en ningún parte, que es
extraño en este tipo de cuentos- como dice él sin desesperarse. Luego dice vagamente
que "esto deja entrever que el padre está presente pero de una manera oculta". Siete
líneas más abajo donde se explica que a las niñas les gusta ser queridas, el sospecho
se afirma sin razón alguna y se concretiza: "Ya podemos darnos cuenta que el padre
en realidad está presente en el cuento de Caperucita Roja   en dos formas contrarias:
por un lado como lobo, que es la proyección del peligro de los sentimientos de Edipo
que van adueñandose de la niña, por otro lado como cazador en papel de protector y
salvador."
Vamos a simplificar un poco lo del arriba dicho: del hecho que alguien no existe,
primero se sospecha, luego después de todo se asegura que realmente existe. Es bien
sabido que esta lógica bastante particular no está ajeno de la ciencia psicoanalítica,
pero según las experiencias resulta irrefutable ante razones racionales, dado que el
analítico puede dar la siguiente respuesta a cualquier objeción: Pues, el alma humana
no es una máquina ni matemática. Eso es verdad, así en cierto sentido gana un espacio
infinito de modo legítimo esta aposición arbitraria casi rayana al idiotismo. La cosa
empieza a interesarme realmente, cuando la arbitrariedad mencionada aunque siga
caminos diferentes, llega a la misma conclusión.
Para todo esto sirve de buen ejemplo el caso de la protagonista del cuento de
"Caperucita Roja", que está en el centro de la atención de los psicoanalíticos con
regularidad. Como ya lo he mencionado, la edad de Caperucita es indefinible a partir
del cuento. Según su comportamiento tanto podría tener cinco años como diecisiete.
¿Qué puede hacer en este caso un analítico que necesita categorizar sin falta para
ponerse a escribir? Se decide y hace como si su decisión fuera justificada. Bruno
Bettelheim, por ejemplo, decidió que Caperucita tenía que ser adolescente para que su
interpretación brillante tuviera sentido. Y lo era por varias razones. Primero porque
recibió una caperuza roja de su abuela que significa, según el autor, que la vieja así le
ha transmitido a la niña su atractivo sexual. Dado que el color rojo simboliza fuertes
sentimientos sexuales, Bettelheim atribuye una gran importancia a que Caperucita
"lleva la caperuza explícitamente"- naturalmente sin definir cómo se pordría llevarla
de manera implícita.
El otro argumento es tan original, que es muy difícil que venga a la mente de una
persona racional algo parecido. Cuando Caperucita está conversando con el lobo
vestido de abuela, le pregunta ¿por qué le están tan grandes las orejas, los ojos y por
último la boca? Esto le llamó la atención a Bettelheim y hizo el siguiente comentario:
"En esta enumeración se figuran cuatro órganos sensitivos: el del oído, el de la vista,
el del tacto y del gusto - con los que un adolescente intenta conocer el mundo." A
nuestro autor no le molesta para nada que esto es nada menos típico de los ancianos:
no hace falta que lleguemos a una conclusión ya que fue Caperucita misma que hizo
las preguntas particularmente sobre estos órganos. Aquí podemos añadir, que Erich
Fromm llegó a un resultado muy similar al primer argumento de Bettelheim en
cuanto al color, independiente de nuestro autor- aunque su arbitrariedad ha corrido
otro camino. Fromm en su libro titulado "Cuentos, mitos, sueños" en el nombre de
Caperucita ve el símbolo de la menstruación que según el cuento está relacionado con
el color de la caperuza recibida de la abuelita. En consecuencia él también le
considera adolescente a la niña de acuerdo con Bettelheim, mientras se le escapa el
detalle que si a alguien se llama Caperucita, entonces su nombre no cambia aunque
tenga cinco o ocho años.
Más bien, se construyó sin ningún base inteligible una chica de edad adolescente.
¿Qué hace falta para que el conflicto de Edipo de esta criatura desgraciada se reanime
? Naturalmente necesitamos un conflicto edípico y dado que se trata de una persona
femenina, un padre también. ¿Pero qué pasa si en la obra analizada no se figura
ningún padre? No pasa nada, dice el psicoanalista, aunque no lo haya, podemos
justificar fácilmente que hayan dos " realmente". Lo que se refiere a la pobre
Caperucita, le toca el lobo y el cazador como padre, como lo he anotado antes.
De todos modos en cuanto al segundo, la hipótesis de Bettelheim tiene base, ya que
en una versión menos conocida del cuento el padre de Caperucita aparece en el papel
del cazador, pero en aquella él salva a las dos mujeres cortándole la cabeza al lobo y
no destripándole. Según Bettelheim la destripación se convierte en decapitación
porque fue precisamente el padre el que lo hizo. " Una historia - razona el autor-
donde el padre hace algo con la tripa de alguien cuando temporalmente su propia hija
está dentro de la misma, dibuja de manera inquietante la figura de un padre abusador
sexual." Esto resulta incomprensible no sólo en sí, sino tampoco está claro que si
según Bettelheim en la versión de los Grimm en un aspecto el padre "realmente"
aparece como cazador, entonces ¿por qué demonio se optó por esta versión "
inquietante" de matar al lobo al cortarle la tripa? ¿Por qué le disturba de una versión
lo que por lo visto ni le importa en otra? ¿Quizás pensó que su hija no le iba a
reconocer vestido de cazador? Evidentemente se puede imaginar que uno está
pensando lógicamente matando, pero es exagerado que se crea una tontería de este
tipo.
Pero tenemos un problema mayor aún. Creo que es mayor tontería identificar al lobo
con el seductor sexual. Aunque justamente en esto parecen estar de acuerdo los
psicoanalíticos. Sólo hay diferencia en la persona con la que se identifica al "viejo
malhechor" como le llama el "otro padre" supuesto en el cuento. Por ejemplo el
inteligente y ocurrente Eric Berne por una razón misteriosa aposta por el abuelo que
mete mano debajo de la falda de su nieta, y Eric Fromm le ve a un bandido con
deseos sexuales al que las mujeres jóvenes tienen aversiones (solamente) al principio.
La identificación del lobo con el seductor sexual se ha afirmado tanto en la literatura
especializada y en la mentalidad global que está considerada dogma sagrado. (Con
referencia a la mentalidad global, he aquí un anuncio de la sección de buscar pareja
del número de 1999/4 de la revista de sexo " Súper éxtasis" : " Estoy deseando a un
lobo que me codicie. Soy una Caperucita cariñosa, guapa y sensual que está
esperando a su lobo gentil.") Sin duda, pensando un poco esta identificación está
débilmente apoyada. Porque vamos a ver los episodios relevantes del cuento según
este punto de vista. La primera vez cuando el lobo se encontró con Caperucita no hizo
nada que se podría llamar seductivo. No le dijo piropos, no le acarició el pelo, ni la
cara, ni hablar de su rodilla. Tampoco le propuso una cita secreta, ni le invitó al cine o
a su casa con una excusa sacada de la manga. El lobo no hizo nada parecido según el
cuento. ¿Todavía recordamos qué hizo? Habló así a la niña: "Caperucita, mira que
cantidad de flores bonitas hay alrededor de nosotros. Yo soy tú, seguramente
recogería un ramo bonito a la abuela." Y tengo que añadir que el lobo ni siquiera
intentó ayudarle a Caperucita. Como se revela claramente de la continuación del
cuento, tenía deberes más importantes que galantear a una chica: quería comerse y no
joder a la abuela, al contrario de las interpretaciones psicológicas. Por lo menos lo
mismo muestra aquel detalle importante que según el cuento realmente actuó así.
En cuanto al segundo y al mismo tiempo al último encuentro, la situación está claro.
Las interpretaciones suelen enfocarse en el hecho que Caperucita se sienta en la cama
al lado del lobo vestido de abuela. Bruno Bettelheim afirma que "el lobo no quiere
comerse a Caperucita justo después de encontrarse con ella porque primero le gustaría
acostarse con la chica: es decir antes de comérsela tienen que encontrarse
sexualmente." Sería difícil abrir un debate en cuanto a las intenciones del lobo, de
todos modos los hechos no parecen justificar el argumento de lobo. Primero porque
no fue el lobo el que le llamó a Caperucita a la cama, ella se acercó por su propia
voluntad pensando que iba a encontrar a su abuela debajo de la manta. Se podría decir
que lo mismo esperaba la bestia abusadora de la niña pequeña, pero en el cuento no
ha ocurrido ningún abuso sexual, ni siquiera encontramos ninguna alusión relativa, ni
de parte de Caperucita, ni de la del lobo. Es muy importante enfatizarlo porque los
psicólogos están convencidos de que: Caperucita no piensa en otra cosa que tener una
experiencia sexual. Según Bettelheim Caperucita explica detalladamente al lobo
donde vive la abuela, porque " sabe bien que sólo puede tener éxito en su vida sexual
si se deshace de la competencia experimentada, de la abuela, en este caso."
En conclusión, en la imaginación de los psicólogos viven dos seres exaltados de
deseos sexuales que en consecuencia de las premisas quieren lo mismo. Pero contra
todas las expectativas sucede algo completamente diferente. El lobo servilmente
responde a las preguntas seguramente irritantes de la niña referidas a sus orejas, sus
ojos, sus manos y a su boca, y luego se la come. Para complacer a los psicólogos me
gustaría destacar otra vez, en el cuento se la come y no se la folla, a pesar de que las
condiciones resultan ser ideales. La casa donde por fin pueden estar en la intimidad se
sitúa lejos de la zona poblada, en un bosque. El cartero seguramente no se acerca, el
vecino tampoco viene a pedir un huevo, porque vive a dos kilómetros más allá, la
abuela tampoco puede estar de acecho ya, porque ya descansa en la barriga del lobo, y
tampoco podemos contar con que el cazador inquieto aparezca. ¿Entonces qué
demonio va a impedir al lobo que lleve a cabo su plan repugnante, o que de una señal
de su intención de acercarse ? ¿Qué tipo de seductor es el que deja pasar bobamente
una ocasión tan ideal? No puedo dar otra respuesta a esta pregunta tan grave que el
lobo ni siquiera tenía planes o intenciones de este tipo.
¿Pero por qué tiene importancia todo esto para mí? Porque dado a las interpretaciones
sexual-psicológicos del cuento sacadas de la manga, toda la atención se centra en
Caperucita y en los procesos hipotéticos en su alma, mientras tanto el carácter de la
otra protagonista, del lobo, pierde su importancia, o en peor casos está cargado con
prejuicios tontos. Aunque mirándole de un diferente punto de vista, él es el motor
verdadero del cuento que acelera los acontecimientos después de su inicio tópico, y
que convierte en drama lo aburrido, y hace una historia que merece estar apuntada de
lo cotidiano. Sin embargo el héroe de nuestros tiempos es él y no Caperucita esta niña
tontita. Vamos a centrar nuestra atención, pues, en su alma.
Primero vamos a ver ¿ cómo opinan los expertos auténticos del alma? A mí lo que
más me molesta es el modo como Bruno Bettelheim le trata. Después de haber
demostrado que él simboliza el lado seductor del padre, se atreve decir lo siguiente:
"en este cuento el lobo no hace nada ajeno de su naturaleza: come a alguien para
alimentarse". La constatación de Bettelheim conlleva tantos errores, que uno no sabe
dónde empezar a desmentirla.
Primero del todo, está más claro que el agua que el lobo del cuento es diferente de los
demás de su especie. Porque en la naturaleza el lobo raras veces se alimenta con
abuelas y niñas. Su dieta está compuesta de bocados más pequeños, como por
ejemplo el ratón, la rata, o el conejo como más grande. Solamente ataca a animales
más grandes como la corsa, el ciervo o el ser humano en épocas de penuria como el
invierno, y entonces en grupos organizados. No es así el lobo individualista de
Caperucita, que ab ovo niega de pertenecer al rebaño, ya que en todas las versiones
del cuento está traficando sólo.
Tampoco se puede decir que sus hechos fueran motivados por un instinto vital
provocado de un hambre loco, como suele pasar en otros casos. Ya que el cuento
obviamente no sucede en la época de penuria de invierno. Sabemos del cuento que al
primer encuentro el lobo anima a Caperucita que recoja flores y en los árboles pájaros
están cantando. Donde hay pájaros y flores, deben haber pequeños roedores sabrosos
también con los que habría podido hacerse el lobo fácilmente si se porta según su
propia naturaleza. Pero al lobo de Caperucita le ha dado por algo que los lobos
normales raras veces se atreven a hacer en rebaños.
Para colmo, no es que se le pasara una idea vaga a la cabeza que hubiera realizado
después instintivamente, rápido y fresco como es típico de los animales. No, nuestro
lobo tenía un plan hecho, un proyecto precisamente elaborado. ¿ Con qué podemos
justificarlo? Primero porque no se tragó a Caperucita al encontrase con ella por la
primera vez. Aúnque podría ser una objeción que en algunas versiones del cuento
leñadores estaban trabajando cerca, que podían haber oído las voces de la víctima.
Pero está explicación no es suficiente, porque Caperucita pronto se adentra al bosque
para recoger flores, donde ya se puede matarla con seguridad. Por otro lado no tiene
sentido meterse en especulaciones de este tipo. En fin, tenemos la ventaja de no tener
que averiguar los motivos del lobo, sino podemos leerlos en el mismo cuento: " Este
bocado es más tierno que la vieja. " - piensa el lobo... - Pero ¡ojo ! Vamos a hacerlo
sutilmente para tener las dos. Porque sea tan vieja como sea, la abuelita llenará mi
barriga también."
Este monólogo otra vez fundamenta que no se trata de una acción precipitada y
motivada por el instinto ciego: este lobo diferentemente de sus compañeros no
simplemente devora para mantenerse vivo sino está sopesando y categorizando con
cuidado la calidad de las comidas, organizándolas en menú. Un menú que no empieza
sino termina en el postre al contrario de las costumbres del mundo de los animales.
Se ve claramente de los acontecimientos que el lobo de Caperucita actúa más de una
vez de otra manera que otros ejemplares de su raza : va más allá de su naturaleza y su
base genética y recurre a la "cultura" advertida orgullosamente por la humanidad,
mostrando una actitud de comportamiento, de planificación y gastronómica bastante
humana de muchos puntos de vista. Y lo que es más, vamos a darnos cuenta por fin la
evidencia de que el lobo maneja con seguridad el idioma verbal, el medio dominante
de la alta cultura tradicional. Ya que para que el lobo pueda comunicar con
Caperucita antes tenía que aprender hablar como los humanos.
¿Podemos imaginar qué esfuerzo requiere de un lobo aprender una lengua extranjera?
Mi novia linda por ejemplo, cuyas capacidades intelectuales sobresalen altamente las
del mundo de los animales - está terminando su segunda carrera universitaria- después
de haber estudiado diez años en alemán se confundiría si me tuviera que convencer en
este idioma que recoja flores para la abuelita, a pesar de que lleva mucho tiempo
hablando un idioma humano con fluidez, precisamente el húngaro y tiene
conocimientos gramaticales también. Pero la situación del lobo es diferente dado que
solamente podía aprender el arte del aullido de sus padres. ¿ Podemos imaginar que
con este fondo familiar qué difícil puede ser hablar un idioma extranjero
correctamente y sin acento? ¿ Tenemos la menor idea de las dificultades de
asimilación que debía tener el lobo al hacerse cargo de todo esto? Ya es
suficientemente incómodo solo imaginar que mientras sus compañeros estaban
preparándose a las cazas del futuro dándose bofetadas, luchando y afilando los
dientes, nuestro lobo estaba acurrucado debajo un árbol aprendiendo palabras y
conociendo las reglas gramaticales. ¿ Qué pensaban de él sus compañeros entonces?
Seguramente algo parecido al que los niños piensan sobre sus compañeros listillos y
precoces con gafas: la mayoría le veía un poco tonto, le depreciaban, y quizás le
excluían un poco. Pero el lobo llevaba todas aquellas vicisitudes con la cabeza alta.
¿Por qué? Tal vez porque - como la gente intelectual moderna - tenía una idea
conductor a por que uno es capaz de sacrificar muchas cosas.
¿Qué idea tenía el lobo de Caperucita? Erik Berne, el observador de ojos penetrantes,
que a pesar de ser psicólogo podía mantener su normalidad, hace que su intuición esté
dicho por un extraño, un Marciano libre de convenciones terrestres y profesionales,
según que el lobo debía de leer Nietzsche o algo parecido de joven, y su lema era
posiblemente lo siguiente: "Vivir una vida peligrosa para morirse con gloria."
Como sabemos, el lobo no ha conseguido morirse con gloria, pero se ve bien de los
arriba detallados que su carácter fue profundamente definido por el actitud de
Nietzsche. Igual que Nietzsche, despreciaba totalmente la colectividad y corriendo
todos los riesgos valientemente optó por el individualismo. Contrario a sus
compañeros se fue a cazar sólo a la gran presa, y para eso necesitó salir de su propia
piel y romper con sus límites naturales - es decir dejó de ser uno de los mogollones
para convertirse en alguien que se podría llamar, siguiendo Nietzsche, un "súperlobo".
Podemos ver que el lobo elaboró un proyecto para conseguir su objetivo pero no es
nada rígido o racional sino algo que le gustaría a Nietzsche: en el que al lado de la
cultura creativa tiene papel importante también la casualidad, el juego, la
improvisación y la ilusión artística.
Aquí pienso sobre todo en aquella escena en la que el lobo se pone la ropa de la
abuela y responde a las preguntas de Caperucita suspicaz. Mirando la situación
racionalmente, este pequeño y raro escena de teatro no tiene ninguna función práctica.
Si los actos del lobo hubieran sido motivados exclusivamente por motivos racionales,
o principios filosóficos, podía haber comido a la niña sin todo esto fácilmente. Como
fue Caperucita precisamente quien le dió la dirección de la abuela al lobo, la niña no
habría tenido ningún motivo para sorprenderse por el hecho que su nuevo conocido
estaba allí a donde ella misma le condujo. Si el lobo hubiera sido demasiado prudente,
que no es típico de él, podía haber escondido detrás de la puerta o en el armario.
Pero el lobo no eligió una solución lógica y habitual al mismo tiempo muy gastada de
las policíacas, sino siguió el camino del artista admirado por Nietsche, que por la
improvisación y por la ilusión es capaz de renunciar sin pensar no sólo al moral sino a
la verdad también. El lobo montó una comedia que no tiene función práctica, y está
caracterizada por el "egoísmo orgánico" (Kant) pero los límites entre arte y vida,
escenario y realidad son sutiles en ella. Si por ejemplo tendríamos que definir su
género, evidentemente no podríamos buscarlo dentro del teatro tradicional, sino por
una parte en el mundo de los ritos y los misterios, es decir en los tiempos remotos, por
otro lado en las tendencias radicales de los sesenta-setenta como la del " body art",
"event" o "performance" . Por lo visto el lobo se acercó al "verbo del pasado" (
Nietsche) según los consejos del gran filósofo alemán: desde la perspectiva del futuro.
Para destacar un sólo momento: Hay que darse cuenta en el carácter del lobo, sobre
todo en su cambio simbólico de sexo cuando muda de ropa, los inicios de la actitud
cada vez más popular de nuestros tiempos, enfatizados por las hazañas de la ciencia
médica y las de la tecnología genética, que se basa en que es casi una indecencia
tratar como una evidencia nuestras características psíquicas y físicas - incluida nuestra
identidad sexual. Pero si no dejamos el territorio del arte moderna donde se ha
mostrado una demanda masiva de este tipo, tenemos que afirmar que podemos pillar
posiblemente el eco más concreto en Marcel Duchamp, uno de las artistas más
grandes del siglo veinte. Como es sabido, al dadaísta francés le gustaba jugar con la
idea del cambio simbólico de sexo, y lo que se refiere a la materialización de la idea,
en realidad elegió el mismo proceso que el lobo de Caperucita: intentó identificarse
con su alterego del género oposito, Prose Sélavy, simplemente vistiéndose de mujer.
Como es sabido, algunos historiadores explican la acción de Duchamp como una
manifestación de la complexión andrógina, añadiendo que en los mitos arcaicos es lo
más correspondiente a las aspiraciones para llegar a la totalidad. El andrógino es una
contradicción básica, símbolo del contraste ilimitado entre femenino y masculino, es
decir es el requisito de la creación : por eso debía ser andrógino el dios de la mayoría
de las religiones. Si siguiendo esta lógica Marcel Duchamp podía aproximarse a los
dioses según algunas interpretaciones, entonces no veo ningún obstáculo de que su
precursor tenga el mismo destino. Sobre todo porque - como lo hemos visto- no
podemos acusar al lobo de Caperucita con el respeto excesivo de los límites de la
naturaleza.



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